Amanece nuevamente, se inicia una día más en mi monótona vida, como todos los días me enfrento a mi peor pesadilla: el espejo, me acerco y observo aterrorizada mi realidad reflejada en el, me siento despreciable, más fea que nunca mientras pienso en mi cerebro la forma de combatir mi culpabilidad, ¿cómo reparar lo que hice? ¿Cómo evitar volver a cometer el peor de los crímenes?, ¿cómo evitar mi hambre?, ¿cómo dejar de comer?.
Es impresionante como algo tan trivial como el peso puede llegar a convertirse en lo más importante en la vida de una persona, la obsesión por vernos más delgadas convierte a las personas que sufrimos de esta terrible enfermedad en prisioneros y carceleros a la vez, encerrados en las celdas de nuestra mente, que no hace más que convertir nuestras vidas en un verdadero infierno.
La enfermedad aparece como un simple juego, se empieza por querer bajar ese kilito que tenemos de más. Al principio seguía una dieta normal, pero al ver que bajaba de peso, empecé a restar alimentos en mi ingesta diaria, sin darme cuenta empecé a obsesionarme por lo que comía, lo más curioso es que mientras menos ingería más me preocupaba la comida, contar las calorías se volvió un acto reflejo y no consumir más de 700 calorías al día fue ,durante casi dos años, la tarea más importante en mi vida.
La anorexia afecta a las personas que la padecemos en todos los aspectos de nuestra vida, nos vuelve personas depresivas, inseguras, solitarias y hasta incomprendidas, la constante preocupación por nuestra apariencia nos vuelve egoístas, los oídos no escuchan y nuestras mentes bloqueadas no entienden razón ni consejo alguno, a pesar de nuestra extrema delgadez seguimos sintiéndonos gordas y siempre creemos que las personas nos dicen lo contrario por que nos tienen envidia.
Dejar de comer no es fácil, pero es un castigo a nosotros mismos por haber comido demasiado, por no ser disciplinados. Engordar se convierte en la peor de las pesadillas y evitarlo se torna lo más importante, los medios para lograrlo son muchos, desde hacer ejercicio en exceso, tener grandes episodios de ayuno y hasta comer todo lo que podemos y vomitar. Sin embargo siempre tenemos una constante en nuestras mentes: sabemos que lo que hacemos esta mal, por eso nos escondemos.
Vivir así no es vivir, debemos saber que se puede salir de ese abismo, solo necesitamos comprender que la vida esconde tesoros muchos más bellos que nuestro cuerpo, oculta secretos que debemos descubrir, yo lo comprendí así, es verdad que la anorexia y la bulimia no se curan , pero si se pueden controlar, con mucho amor y ayuda de un especialista es posible cambiar nuestro horizonte y sobretodo encontrar nuestros verdaderos objetivos en la vida.
He escritos muchas partes de esta crónica en plural pues se que en el mundo hay muchas personas como yo, que sufren de esta enfermedad, y que son prisioneros de sus cuerpos, a ellos les digo que se puede obtener la libertad, nunca es tarde para empezar a vivir, inténtenlo hoy.
Es impresionante como algo tan trivial como el peso puede llegar a convertirse en lo más importante en la vida de una persona, la obsesión por vernos más delgadas convierte a las personas que sufrimos de esta terrible enfermedad en prisioneros y carceleros a la vez, encerrados en las celdas de nuestra mente, que no hace más que convertir nuestras vidas en un verdadero infierno.
La enfermedad aparece como un simple juego, se empieza por querer bajar ese kilito que tenemos de más. Al principio seguía una dieta normal, pero al ver que bajaba de peso, empecé a restar alimentos en mi ingesta diaria, sin darme cuenta empecé a obsesionarme por lo que comía, lo más curioso es que mientras menos ingería más me preocupaba la comida, contar las calorías se volvió un acto reflejo y no consumir más de 700 calorías al día fue ,durante casi dos años, la tarea más importante en mi vida.
La anorexia afecta a las personas que la padecemos en todos los aspectos de nuestra vida, nos vuelve personas depresivas, inseguras, solitarias y hasta incomprendidas, la constante preocupación por nuestra apariencia nos vuelve egoístas, los oídos no escuchan y nuestras mentes bloqueadas no entienden razón ni consejo alguno, a pesar de nuestra extrema delgadez seguimos sintiéndonos gordas y siempre creemos que las personas nos dicen lo contrario por que nos tienen envidia.
Dejar de comer no es fácil, pero es un castigo a nosotros mismos por haber comido demasiado, por no ser disciplinados. Engordar se convierte en la peor de las pesadillas y evitarlo se torna lo más importante, los medios para lograrlo son muchos, desde hacer ejercicio en exceso, tener grandes episodios de ayuno y hasta comer todo lo que podemos y vomitar. Sin embargo siempre tenemos una constante en nuestras mentes: sabemos que lo que hacemos esta mal, por eso nos escondemos.
Vivir así no es vivir, debemos saber que se puede salir de ese abismo, solo necesitamos comprender que la vida esconde tesoros muchos más bellos que nuestro cuerpo, oculta secretos que debemos descubrir, yo lo comprendí así, es verdad que la anorexia y la bulimia no se curan , pero si se pueden controlar, con mucho amor y ayuda de un especialista es posible cambiar nuestro horizonte y sobretodo encontrar nuestros verdaderos objetivos en la vida.
He escritos muchas partes de esta crónica en plural pues se que en el mundo hay muchas personas como yo, que sufren de esta enfermedad, y que son prisioneros de sus cuerpos, a ellos les digo que se puede obtener la libertad, nunca es tarde para empezar a vivir, inténtenlo hoy.
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