jueves, 14 de agosto de 2008

Vías fatales


Antes comprar un pasaje para viajar por vía terrestre era el inicio de una aventura, ya sea para tomarnos unas merecidas vacaciones, para reencontrarnos con nuestra familia o simplemente por negocios.

Hoy esa figura ha cambiado radicalmente y nuestras carreteras se han convertido en vías que solo nos conducen a la muerte, ya sea por fallas humanas, por irresponsabilidad de los propietarios de las empresas de transporte o por la inacción del ministerio de transportes y comunicaciones.

Miles de ciudadanos han muerto en nuestras pistas en los últimos 5 años y lo más preocupante es que esta cifra sigue en aumento y seguirá incrementándose mientras que los responsables no asuman las consecuencias de sus malos manejos y se sigan culpándose los unos ha los otros sin plantear una verdadera solución a tan vergonzosa situación.

Sabemos que la principal causa de los accidentes es el factor humano, ya sea por que los chóferes exceden las horas que pueden trabajar (voluntariamente o por que sus empleadores los obligan), por las condiciones irregulares en las que funcionan las empresas de transporte, por el incremento desmedido de las unidades y la falta de recursos de las autoridades competentes para supervisarlas o por la corrupción de los policías que supuestamente deberían aplicar el plan Tolerancia Cero.

Son muchas las causas que podemos mencionar pero muy poco lo que se puede hacer. Creo que por nuestra parte nos toca contribuir como ciudadanos responsables que valoramos la vida, exigiendo nuestros derechos y no confiar nuestro bien más preciado a empresas que solo buscan lucrar con nuestra necesidad; debemos comprender que nuestras vidas valen mucho más que el ahorro de unos pocos soles.

Por su parte las autoridades deben dejar de perder el tiempo haciendo acusaciones infundadas y proponer soluciones prácticas que terminen con la fatalidad de nuestras carreteras.

Solo así los peruanos y los turistas que nos visitan podremos disfrutar tranquilamente de nuestro territorio y viajar sin estar pensando que nos pueden asaltar en cualquier momento o lo que es peor, que al terminar la siguiente curva podríamos encontrar la muerte.





lunes, 11 de agosto de 2008















Años maravillosos

Resulta casi imposible, evitar la nostalgia generada cuando evocamos en nuestra mente los recuerdos del colegio. Recuerdos de aquellos años llenos de alegrías, matemáticas, amigos, letras, recreos, loncheras, primeros amores y chacota en clase.

Cómo no recordar a aquella suerte de hermanos, con los que crecemos y compratimos 11 largos años de nuestras vidas, años felices en los que convivíamos en un salón de clases que fue complice de nuestras primeras experiencias.

Aquellas aulas que fueron testigos de nuestros primeros amores y de aquellas alianzas amicales que nacen y se fortalecen con la convivencia diaria.

Alianzas que nacieron cuando aún heramos niños casi inconcientes de la gran amistad que se formaba y de su importancia para nuestras experiencias futuras.

El colegio es nuestrop segundo hogar, y los profesores y alumnos nuestra segunda gran familia, y en la medida en la que nos identificamos con nuestra alma mater amamos más a nuestra querida escuela como institución.

Cómo no extrañar el colegio, el himno nacional todos los lunes, el nerviosismo de las expociciones, los trabajos grupales, el curso que más odiamos, los sobrenombres, las risas, los llantos, la fiesta de promoción , los viajes y la despedida, que no fue más que un hasta luego , como dice la canción.

El destino nos separó, crecimos y dejamos de ser aquellos niños risueños e ingenuos para convertirnos en hombres y mujeres que hoy forjamos nuestro futuro.
Sabemos que no estamos solos y que siempre tendremos a nuestro profesores y amigos que se enprgullecen con cada uno de nuestros logros y sufren con nuestro fracasos.

Siempre contaremos con esa gran familia que llevaremos siempre en nuestras mentes pero sobre todo en nuestros corazones.